lunes, 16 de agosto de 2010

Sí o No.





Escoger entre un si o un no, derecha o izquierda u hoy o mañana, por ejemplo, parece a simple vista una tarea fácil y sin connotación alguna. Sin embargo, son decisiones que pueden conllevar muchas cosas y como no, marcar la vida.

Lo primero que aprendemos nada más tener uso de razón es la diferencia de un sí y un no. Lo usamos no sé cuantas veces diariamente y siempre para hacer una elección. Elecciones que no siempre son las acertadas, como no, pero elegimos. Si tuviéramos la sabiduría de elegir correctamente... , el mundo no seria éste, os lo aseguro; pensando siempre en el lado positivo, claro está. Siempre hay mentes perversas por ahí.


Lo más difícil está, bajo mi punto de vista, en las primeras decisiones, cuando nuestra mente no está lo suficientemente preparada, en la adolescencia. Todo es de color de rosa, tenemos las cosas fáciles y escoger entre el si y el no es relativamente muy cómodo. Diréis que el adolescente debe tener tras su oreja una vocecita aconsejadora para escoger el camino correcto pero todos sabemos que, a esas edades, se crea una coraza entre la oreja y el tímpano que es difícil de franquear.
Es la fase de nuestra vida que más determina nuestras vidas; las amistades, estudiar o no, las drogas, como no, o simplemente ser bueno o malo.

Deberíamos nacer con un manual de instrucciones que nos marcaran paso a paso los caminos a seguir durante nuestra vida, seria lo óptimo. Pero no, yo llevo años buscándolo y no lo encuentro. Tenemos que equivocarnos una y otra vez para saber cual hubiera sido el camino o elección correcta. Elecciones que en muchos casos pasan factura.

Hay otras elecciones menos tediosas como la de unir tu vida a la de otra persona aunque, últimamente, hay muchas equivocaciones o la elección de crear una vida. En ésta ultima difícilmente te equivocas, aunque muchas féminas en fase de embarazo lo estén pensando en este momento (si lo estas leyendo sabes que es por tí, Eri). Creo que ésta es una de las decisiones más acertadas que podemos escoger. Los hijos son la bendición que nos hace olvidar esas "malas elecciones pasadas".

No quiero ponerme muy pesado con el tema. Sólo deciros que antes de decir sí o no deberíamos sentarnos un poco y meditar un la elección.