sábado, 16 de julio de 2011

Carta a un amigo





Querido amigo:

Hace tiempo que no se nada de ti. No contestas mis llamadas ni respondes a mis SMS, por eso he decidido escribirte esta carta.

Todos los días, cuando salgo a la calle, miro aun lado y otro, con la esperanza de verte.
En la parada del autobús, siempre dejo pasar el primero y espero al siguiente, por si llegas tarde.

En la mesa de mi oficina, el teléfono tiene su sitio estratégico, donde no escapa de la vista, expectante a una llamada tuya.

Últimamente vuelvo a casa dando un paseo como siempre hacíamos. Camino lentamente, sin prisas. Al llegar al parque miro a ese banco donde siempre descansábamos un rato, nos echábamos unas risas y comentábamos un poco el día para después partir nuestros caminos.

La tarde es larga, muy larga, sin saber que hacer.

Bajo al bar, para nuestra partida, pero nunca llegas y se sientan otros.
Pido dos copas, la costumbre, y la tuya me la tomo con el hielo derretido por la espera. Aunque ya sabes que soy de ron y la ginebra nunca fue conmigo, pero no importa, me hace recordarte.

Dando un rodeo paso por tu casa. Las ventanas siguen cerradas y el timbre no funciona.
Ayer, de vuelta a casa, me pareció verte girando la esquina. Corrí exhausto pero no eras tú.

Se que llegará el día en que nos volvamos a encontrar, que nos fundiremos en un eterno abrazo y nada ni nadie nos separará jamas.

Esta carta no necesita sello, ni dirección de destino pero sé que la leerás, que la estas leyendo.
Te echo de menos.

Siempre tuyo.



Tu amigo.





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