jueves, 22 de abril de 2010

Aquellos Maravillosos Años

Todos hemos sido niños y todos tenemos gratos recuerdos. Cosas que hicimos, lugares que visitemos, aquellas vacaciones ...
Yo, por suerte, tengo infinidad de esos gratos recuerdos, pero los mejores siempre me han llevado al mismo sitio, mis primos. Menuda panda.

Siempre hemos estado juntos y si no, nos las ingeniábamos para estarlo con mil escusas.
El primero de mis recuerdos fué en la playa. Tengo esa imagen grabada a fuego. Todos los primos durmiendo en un camión, de esos isotermados, y claro, como era un renacuajo, veía el camión enorme. Todos gritábamos porque había entrado algún bicho creo recordar. Ha este recuerdo le tengo un especial cariño porque tendríamos unos cuatro años y me acuerdo solamente de ese momento.
También están los recuerdos de aquellos días en el rio. Uno de ellos, sentados en un tronco caído, compusimos una canción. Todavía la recordamos a veces y seguimos riéndonos como el primer día. Menuda postal, la barbacoa echan un humo de la leche, las cervezas, melones, sandía y demás alimentos metidos dentro del rio para estar a punto de nieve . Esas cosas que se hacían antes y hoy en día es imposible porque, tengo entendido, ya ni siquiera te dejan pasar con el coche. Cargar con esas neveras andando, los niños chillando, la abuela coja..., mejor dejarlo.
Hubo un tiempo que vivíamos en una casita de dos plantas junto a la casa de mi abuela. Cuando nos juntábamos allí los primos y nos quedábamos solos siempre hacíamos lo mismo. Saltábamos por el tejado (que cabezas teníamos) desde mi habitación a otra habitación pequeña que había contigua y estaba cerrada con llave. ¿Por qué?. Nosotros sabemos por qué y aún mantenemos el motivo en secreto.

No sé exactamente la frecuencia de nuestras reuniones pero yo las recuerdo, a día de hoy, casi diarias. Eramos muy pesados. Siempre teníamos algo que hacer.

Montábamos unas "timbas" impresionantes. Según la casa del anfitrión se organizaba la timba de Palé, Monopoly, Ruta del Tesoro o Poker Banca (claro, con las pelas del Monopoly). No os miento cuando os digo que las partidas duraban hasta dos días. Eso sí, ya en aquel tiempo estábamos hipotecados, aunque hay que decir que el banco del juego era bastante menos exigente que a los que estamos acostumbrados hoy en día.

Cambiabamos de edad pero seguíamos siendo unos niños, nuestras timbas, nuestras chorradas y cachondeo al máximo.
Quizás algún día veáis los vídeos que grabábamos, con la cámara de Canal Sur de mi tío, una de esas cámaras que te sientas en ellas y te cuelgan los pies. Echo tanto de menos aquellos ratos ...

Pero bueno, hoy día, a pesar de nuestra edad y nuestras obligaciones, seguimos reuniendonos. Haciendo el gili, pero de otra manera y, cuando pasa un tiempo que no nos vemos, alguno coge el teléfono, "Tio, ha ver si nos vemos", y hay estamos todos.
Esta fraternidad también se la hemos contagiado a nuestros hijos que son entre ellos primos y nosotros titos, para que esta singular amistad nunca se pierda.



Para Hayt, su hermano y Marsyas.




1 comentario:

  1. Primo mio de mi alma, vaya pedazo entrada te has marcao, me has hecho recordar aquellos tiempos tan maravillosos y sonreir emocionado recordando cuando siempre eramos cuatro. Cuantas risas, juegos, secretos, experimentos y aventuras, te acuerdas de aquel trineo que hicimos con maderas de palés, para cuando nevara en la casillas bajas del polígono, increible, que cabezas.
    Que bien lo pasábamos, lastima que el tiempo nos haga a veces ser tan cabezones. Pero que quede entre nosotros, las mejores tardes de mi vida han sido con vosotros.
    Gracias primo por llevarme de nuevo a mi niñez. Espero que siempre estés ahí para recordarme siempre quien soy y como tienen que ser las cosas .
    Un abrazo enorme y de nuevo gracias artista.

    ResponderEliminar