domingo, 4 de abril de 2010

Granada a vista de "Capillo"

Domingo de Ramos. Las puertas de Sto. Domingo se abren.
Gente de todas las edades, aunque los pequeños siempre dominan las primeras filas, se amontonan en la plaza con el afán de ocupar un buen sitio que les permita ver la majestuosidad que se aproximará en breve. Creyentes y no creyentes, cristianos, musulmanes, agnósticos .... todo el mundo ocupa las calles de Granada.

Dos pequeños agujeros liberan mis ojos del capillo. Unos ojos anónimos, sin nombre, sin edad. Unos ojos con pensamientos, con sentimientos, con devoción, llenos de entusiasmo. Unos ojos que observan todo sin ser observados:
El niño que recoge la cera de los cirios que va uniendo, año tras año, a su bola. El que grita emocionado a sus padres que se acerca la Cruz Guía, que "ya viene la procesión". El que, sin maldad, incordia al que tiene al lado, porque está impaciente, no sabe controlar los nervios. El que llora, el que teme a esa figura sin rostro que se acerca o pasa junto a él. El que pide una y otra vez el paquete de pipas y después, sin ninguna espera, el botellín de agua. El que te mira fijamente a los ojos, dudoso de quién o qué hay debajo. El que te pide que lo toques o, simplemente, lo saludes. El sorprendido porque es su primera vez. El costalerillo con su costal, que quizás no pasa aún de los cuatro años. El rey de la Semana Santa, el aguador, el fiel seguidor del paso y sus costaleros, que sabe que llegará el día en que él estará portando ese paso.
La mujer que solloza al paso del Palio, rezándole un Ave María: "que guapa es ...". La señora mayor que, pese a su invalidez, no se pierde el paso de la Hermandad por la Plaza Fortuny.
Mi amiga Inma, fiel a su presencia anual en su balcón dando aplausos por cada levantá.
El antiguo hermano de la cofradia que hace acto de presencia, como todos los años, para ver a su hermandad.
Ese amigo que hace años que no ves y no puedes saludar.
Tus hijos, que te reconocen por el pequeño gesto que les haces y, emocionados dicen: "ese es mi papa".
El fotógrafo, que como siempre, se esfuerza para obtener la mejor imagen para el próximo concurso o, simplemente, para tener su mejor colección de fotos de Semana Santa.
El Guiri, que se queda estupefacto al paso de las Imágenes, admirando su belleza, admirando a ese Nazareno que va descalzo para cumplir su penitencia, admirados.
La pareja de quinceañeros, con sus arrumacos, pero siempre mostrando respeto.
El caradura, que llega el ultimo de rebote, y se quiere quedar hay, el primero, sin pensar en esa familia que lleva dos horas a la espera de que pase la procesión.
El saetero o la saetera de Jesús y María, rizando los pelos de todo el que lo escucha.

De nuevo se abren las puertas de Sto. Domingo al regreso de la Cruz Guia, aplausos y vítores. Veo el Altar Mayor y cierro los ojos. Se terminó la Semana Santa.

3 comentarios:

  1. Gran entrada, me ha encantado este nuevo lugar de encuentro y reflexión. Muy buena presentación y mejor contenido.
    Nunca he vivido ese punto de vista en el cortejo de la procesión, que tan graficamente nos has mostrado, gracias. Muy emocionante lo vivido.
    Un abrazo y espero que esta sea la primera de muchas emociones y pensamientos que quieras compartir.

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  2. Muchas Gracias Marsyas. Viniendo de tí es todo un halago. Y ya sabes, te invito, como a todo el mundo, ha dejar tu Post it en mi tablón.

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  3. Qué gran y agradable sorpresa. Felicidades.

    Hayt

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